Enamórate de una chica que no lee, porque la que sí lo hace sabe de la importancia de la trama y puede rastrear los límites del prólogo y los agudos picos del clímax; los siente en la piel.
Será paciente en caso de que haya pausas o intermedios, e intentará acelerar el desenlace.
Pero sobre todo, la que lee conoce el inevitable significado de un final y se siente cómoda en ellos, pues se ha despedido ya de miles de héroes con apenas una pizca de tristeza.
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