domingo, 26 de mayo de 2013







           Y aprendió que las historias no se escribían solas, que necesitaban de las palabras para que se empezaran a escribir. Que no todas empezaban con “Había una vez” ni terminaban con un “Felices para siempre”, que algunas jamás pasan del prólogo, que “adiós” no significaba el punto final. Que hay unas que las terminas de escribir con lágrimas y las vuelves a leer y te das cuenta de que otra vez te harán llorar.



... Que la historia comienza con un sueño y por lo tanto jamás debemos de dejar de soñar... 

1 comentario:

  1. Y que muchas veces ponemos un "fin" cuando sólo se trata del principio.

    http://elchicodelmetro.blogspot.com.es/

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