viernes, 23 de noviembre de 2012

I Know it...

Lo sabía. Se veía venir, pero no te lo dije. 
Se estaba equivocando e iba a volver, era lo más probable.
¿Y ahora qué? Haces gala de tu buena fe, y lo recibes como si nada. No necesitas perdonar, porque como dices ''agua pasada no mueve molino, y perdonar es lo que haceis lo seres superiores...'' YA. Y yo me lo creo.. En fin, también era previsible.
Va a ser  para nada. Va a ser un ratito y luego, NADA. 300 minutos máximo. Y lo sabes. Y sabes que te vas a meter en líos. Que te va a romper los esquemas de esa vida que tienes montada, a priori, perfecta y al detalle. Te está vendiendo humo y tú, encantada ... Pues vaya profe de mates, que es capaz de aplicar cientos de formulas para luego, cagarla en un simple sistema de ecuaciones. No obstante,  voy a seguir recalculandote nuevas rutas, pero no te interesan caminos opcionales, aun sabiendo que has optado por el peor. Y te la va a dar de nuevo. TONTA. 

Atte.,
   El poquito de sensatez que te quedaba



viernes, 16 de noviembre de 2012

Déjà Vu



         A veces las cosas no salen como hemos planeado. A veces sencillamente nos descubrimos sentados de nuevo ante de la pantalla del ordenador, preguntándonos cómo ha podido pasar tantísimo tiempo desde que prometimos volver. Y no solemos encontrar explicación alguna: porque no la hay, porque el tiempo no avisa, porque estuvimos descansando durante siglos. Y tras la sorpresa inicial empezamos a notar el peso del tiempo en nuestra espalda, notamos que nuestras manos tienen cicatrices que no reconocemos, sabemos que sólo ha sido un pestañeo, pero que ese pestañeo cargaba la eternidad consigo.
     Y de repente un día despertamos, y lo volvemos a ver todo como una vez lo hicimos. Y volvemos a sentir el dolor, el pánico, la falta de aire.
    Y llega la duda.
   Lo pensamos un instante, solamente uno, pues la idea de recular es tentadora y despiadada. Decidimos aceptar ese dolor y volvemos a reconocernos ante el espejo.
   Y es que a veces las cosas no salen como hemos planeado, a veces sencillamente nos descubrimos sentados de nuevo ante de la pantalla del ordenador, cuando parece que han pasado mil siglos…